La dependencia emocional.
Por Dr. Manuel Berumen Resendes.

 

Hoy me gustaría que platicáramos de un problema que tiene que ver con nuestra salud emocional y del cual posiblemente muchas personas sufren o viven pero ni siquiera están totalmente conscientes de ello: me refiero a la dependencia emocional.

¿Alguna vez has sentido que tu vida estaría vacía si no tienes a alguien? ¿O has sentido que posiblemente tu felicidad y tu bienestar emocional dependen de la presencia de alguien o de cierta realización? Si tu respuesta es afirmativa a alguna de estas dos preguntas entonces posiblemente tú sufres de dependencia emocional.

Algunos autores muy importantes señalan incluso, que padecer de dependencia emocional es casi como ser un esclavo. ¡Podrás preguntarte, ay caray! ¿Cómo que un esclavo? Pues sí, si padeces de dependencia emocional le has cedido tu libertad y tu pensamiento a otra persona.

Aquí cabe aclarar que no es que la otra persona se haya apoderado de tu libertad o de tu pensamiento, sino que más bien tú se los has entregado. Incluso puede ser la que otra persona no tenga el menor interés en tener tu libertad, tu pensamiento o tu sentimiento de necesidad hacia ella, pero tú, voluntariamente, has decido darle todo ese poder sobre ti.

La dependencia emocional puede surgir por muchas causas: posiblemente por malos hábitos emocionales heredados de nuestra familia materna; también puede ser porque estamos involucrados en una relación enfermiza y patológica; o por otras causas de las cuales no estamos totalmente conscientes y que sería oportuno que pudiéramos descubrir acudiendo a una psicoterapia con un profesional.

De lo que sí debes estar completamente consciente es que si realmente piensas que tu felicidad y tu plenitud como persona dependen de la presencia de alguien o algo en particular en tu vida entonces tienes un grave problema que sería conveniente que empezaras a resolver lo antes posible.

Naturalmente, resolver un problema de esta magnitud requiere muchas cosas, entre ellas y sin duda la más importante, la de aceptar y reconocer que efectivamente tienes un problema. Haciendo una analogía con otro tipo de adicción (porque la dependencia también es una forma de adicción) como el alcoholismo, por ejemplo, no existe forma de dejar de serlo si no se comienza por aceptar que se tiene un problema.

Puedes pensarlo también en la siguiente forma: ¿Por qué el amor duele? ¿Realmente sufro porque amo demasiado? Yo sé que la cultura en la que vivimos nos ha dejado la idea de que entre más se ame más se sufre, o que entre más te ama una persona más te cela. Incluso muchas personas suelen molestarse con sus parejas porque estas no las celan cuando ellas sí lo hacen. Piensan que una persona que no te cela es porque no te ama. No es de extrañar que si una persona que piensa que los celos son sinónimo de amar también suela pensar que entre más se ama más sufrirá.

Sin embargo, como es claro, el amor y el dolor son dos cosas muy distintas, tan distintas que mientras que una puede hacer de nuestra vida algo maravilloso, la segunda puede terminar por arruinárnosla. La dependencia emocional suele hacer que las personas se engañen a sí mismas pensando que aman profundamente a una persona. Nada más alejado de la realidad, depender de una persona no es amarla como se cree. Depender de alguien es haber enfermado emocionalmente al grado de hacer que nuestra vida, nuestra paz, nuestra felicidad y nuestra plenitud dependa de la presencia de una persona en nuestras vidas.

A menudo llegan personas a consulta que están viviendo un infierno porque la pareja a la que creen amar con locura ya no desea estar más con ellas. Regularmente la razón es que la relación ha estado enmarcada por la violencia, por los celos, por los problemas e invariablemente por el conflicto.

Curiosamente, muchas de esas personas llegan a terapia tratando de encontrar una forma de recuperar a la pareja perdida más que encontrar la forma de dejar de vivir el infierno en el que han estado permanentemente durante mucho tiempo, incluso años. Esas personas, pese a lo que ellas piensan, ya no se encuentran dentro de una relación de amor sino en una relación de dependencia o de codependencia.

Si en tu relación ha aparecido el dolor, el llanto, la tristeza, la falta de empatía o incluso la violencia y te cuesta mucho trabajo entender por qué no puedes salir de ella considera la posibilidad de que la causa sea que la dependencia emocional se ha apoderado de tus emociones.